miércoles, 31 de agosto de 2011

CARTA ABIERTA A LOS PERIODISTAS DE LOS PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICACIÓN PERIODÍSTICA Y AUDIOVISUAL


De mi amigo Sergio Ciotti les regalo este genial alegato contra la tiranía mediática falsaria en el tema de la fraudulenta "maternidad" de Flor de la V.

CARTA ABIERTA A LOS PERIODISTAS DE LOS PRINCIPALES MEDIOS DE COMUNICACIÓN PERIODÍSTICA Y AUDIOVISUAL .

Uno de los objetivos de cualquier periodista es expresarse con precisión lingüística y anunciar la verdad de hechos acontecidos. Supongamos que un periodista no se expresa con corrección, si llamase a las cosas por otro nombre o si mintiese a la hora de relatar un hecho, por ejemplo, si contase que algo fantástico y hermoso sucedió cuando en realidad hubo un terremoto que causó estragos. Tanto el lector como yo diríamos que ese periodista es un inepto o que en realidad no es un periodista.

Ahora supongamos que una maestra les propone a sus alumnos que unan con flechas dos columnas, una de las cuales tiene una serie de nombres de ocupaciones y la otra dibujos de ellas. Si un chico articulase la palabra “carpintero” con el dibujo de un hombre con un serrucho y un trozo de madera, la maestra diría que lo hizo bien.
Además en la lista se encuentra también la palabra “madre”. Todos los chicos unen esa palabra con el dibujo de una mujer con un bebé en brazos.

Luego la maestra pide que dibujen a una de esas ocupaciones con algunas modificaciones. Quienes eligen la madre, dibujan a una mujer con niños, de distintos modos, con pollera, con vestidos, con o sin collares, con pelo corto o largo, etc. Pero siempre una mujer. Otros elijen al carpintero, entonces lo grafican con un martillo en vez de con el serrucho, con un trozo de madera de distinta forma, etc. Sería lo más común si hacen estos cambios.

¿Qué pasaría si uno de esos chicos decide dibujar al carpintero con pollera?¿Que diría la maestra y los compañeritos de clase si el niño dibujase un hombre con tacos altos y collares cuando dibuja a la madre? Todos se sorprenderían de algo tan bizarro. Incluso podría indicársele al niño asistencia psicológica, pues todos coincidimos en que algo no anda bien.

Cambiando de tema, imaginemos que una persona, sin importar su sexo, pero de un estado económico sustentable, se dirige a un país extranjero y compra a un par de gemelos por 100.000 dólares y se los trae a su país. Los gemelos pierden a su madre biológica, quién les dio a luz. Pierden su nacionalidad. Pierden su identidad biológica. Pierden muchos de sus derechos contemplados por Tratados y Convenciones Internacionales, como la Convención por los Derechos del Niño. En ella se expresa que “los niños no pueden ser apartados de sus padres, a menos que mediante proceso judicial se decida lo contrario, siempre teniendo en cuenta el interés superior del niño”. A esta Convención adhiere nuestro país, incluso fue incorporada en la Constitución Nacional.

Frecuentemente escucho a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo luchando por recuperar la identidad de personas apropiadas ilegalmente durante el último gobierno de facto. El argumento para esta lucha, es que existieron apropiaciones fuera de la ley de niños y que ahora estos niños, ya grandes, tienen derecho a conocer de dónde vienen. De hecho, hace poco tiempo se ha sancionado una ley de sometimiento al análisis de ADN obligatorio para colaborar con esta lucha.
Hoy al mediodía, en distintos noticieros de televisión y radio, así como en los principales periódicos, se da noticia de que un hombre, vestido de mujer, con siliconas en sus pectorales, viajó a los Estados Unidos, pagó 100.000 dólares, se trajo de regreso a dos bebés gemelos, les robó la identidad, violó varios derechos contemplados en nuestra Carta Magna, mediante la Convención citada anteriormente, pero además anuncian que este muchacho se convirtió en “madre”.

No sólo es sorprendente la falta de articulación de la cruda realidad de esta apropiación ilegal de niños, sino también lo es escuchar venerar a este hecho de las bocas de esos mismos periodistas que incurren a temas del setentismo y los “años oscuros”, como ser el robo de identidad y la apropiación ilegal de niños de esa época.

Señores periodistas, simplemente les pido un poco más de respeto por la verdad. Ustedes no estudiaron para contar historias de hadas, sino para ser ejemplo de contar la veracidad de los hechos, de informar y expresarse con precisión. Al menos en este tema no lo están haciendo. Ni llaman a las cosas por su nombre, ni muestran el lado horroroso de este hecho trágico de dos niños inocentes.

Cordialmente,
Sergio Ciotti.

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