jueves, 15 de diciembre de 2011

Un desgarrador testimonio sobre los niños con identidad suprimida por "donación" anónima de gametos

Sólo hay cuatro cosas que Alana Stewart sabe de su padre: tiene cabello rubio, ojos azules, un título universitario y es el donante de esperma número 81, número que le asignó el Banco de Esperma, donde su padre vendió la mitad del código genético de Alana.


"Mi papi se llama donante" LifeSiteNews

"Ella es una de los niños concebidos --aproximadamente entre 30.000 a 60.000--, cada año en los Estados Unidos a través de la donación de esperma. Ella misma es una ex donante de óvulos, pero hoy en día Alana critica fuertemente la práctica, que ella llama "el violento acto de compra y venta de un niño"

Un desgarrador testimonio y análisis sobre la situación de los niños con identidad suprimida y estafada por la "donación" (eufemismo que encubre un vulgar tráfico comercial) anónima de gametos. El artículo no avanza en ello, pero el 80% del "mercado" para tales manipulaciones corresponde a individuos o parejas de gays o lesbianas. Y es desde las usinas ideológicas del lobby gay donde se alimenta la concepción de la paternidad o maternidad como una "función" desvinculada de la biología y que cualquiera puede "ejercer" si tiene "amor" y "voluntad procreacional.". Es, por supuesto, la ideología de la mascotización de los niños, los niños convertidos en objeto de un acto de comercio, sin padre ni madre reales, sin identidad y emplazados para satisfacción adultocéntrica, principalmente una consolación "antidiscriminatoria" de algunos homosexuales,  que deberían plantear la antidiscriminación por otros carriles que no sean la de joder a los niños. Este consuelo de los niños ositos de peluche es paralelo y corre en espejo con el reclamo de tergiversar el matrimonio a través del matrimonoide gay desigualitario, que priva a algunos niños de su derecho a tener padre y madre.


En nuestro país estas manipulaciones configuran el delito de supresión de identidad (art. 139, inc. 2 del código penal) Sería de desear a nivel mundial, mediante un agregado a la Convención universal de los Derechos del Niño (cuyos arts. 7 y 8 actualmente resguardan el derecho de los niños a su identidad y tener y conocer a su padre y a su madre), debería estar directamente prohibida la "donación" o compra-venta anónima de gametos, porque implica una mentalidad abandónica de generar deliberamente no solo un niño huérfano (de padre o de madre) sino además con su identidad suprimida, pues nunca podrá llegar a saber quienes son sus verdaderos padres. Además, al generar un huérfano quita la posibilidad a otro huérfano preexistente de ser adoptado. En fin, un desastre por donde se lo mire, en cuanto al interés de los niños.

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