Mi carta a los Senadores Argentinos

Mi carta a los Senadores Argentinos previa a la aprobación de la ley 26.618





Honorable Senador:




Hace unos días, el 24 de Junio, nada menos que la Corte Europea de Derechos Humanos con sede en Estraburgo acaba de sentenciar que el matrimonio hombre-mujer no viola ningún derecho humano. Mientras aquí se nos quiere llevar a los empujones allá ya están de vuelta.

Acudo a los Griegos antiguos, que de homosexualidad la sabían larga, sobre la clara diferencia entre lo que es la unión de un hombre y una mujer y la unión entre dos personas del mismo sexo:

"Entonces, si se verificaba la unión del hombre y la mujer, el fruto de la misma eran los hijos; y si el varón se unía al varón,la saciedad de los sentidos los separaba bien pronto y los restituía a sus trabajos y demás cuidados de la vida" (Aristofanes en diálogo sobre erotismo y sexualidad con Eriximaco, citados en "El Banquete" de Platón, aprox. año 380 a.c.)




Cuando vamos a una librería y pedimos una "Birome negra" el empleado entiende la simplificación y nos entrega una lapicera de "tinta negra", no importa el color exterior. Cuando se dice que el matrimonio (el verdadero, hombre y mujer) sirve a la procreación también simplificamos pero el activismo pro "matrimonio" gay se hace el zonzo, lo toma al pie de la letra y nos pontifica que hay matrimonios sin hijos y que no hace falta casarse para tener hijos. En realidad la fórmula definitoria correcta del matrimonio (sin simplificaciones para oportunistas e ideólogos anifamilia) es: Institución creada para ser el cauce ordenado de la productividad biológica de los sexos opuestos, establecer la paternidad masculina cierta y dar el mejor marco para el nacimiento, manutención y socialización de los niños.




Ante la objeción de supuesta incongruencia respecto a que hay matrimonios estériles, solo cabe replicar que no es posible investigar ni comprobar la esterilidad de una unión hombre-mujer antes que se casen (y no me estoy refiriendo sólo al supuesto de parejas que no quieren tener relaciones sexuales prematrimoniales) ni fijar límites precisos de esterilidad en función de la edad avanzada (ni en mujeres ni en hombres) y por otra parte, no tendría ningún sentido "prohibir" tales matrimonios porque resultan un marco excelente para -a través del instituto de la adopción- dar una filiación paliativa a niños húerfanos.

Los DNI tienen forma de libreta porque necesitan hojas en blanco para llenar con los eventos electorales. La libreta de familia también requiere hojas en blanco para llenar con los nacimientos de hijos. Si el matrimonio no tuviera que ver con la procreación no existiría la libreta de familia. Los "matrimonios" gay deberían dejar la libreta de "familia" en blanco, salvo que recurran al experimento innecesario de adoptar niños (innecesario porque no hay faltante de aspirantes a padres adoptivos) o -lo que en realidad sucederá si se aprueba el proyecto de diputados y que queda medio escondido en la agitación mediática del tema- la mayoría de los "matrimonios" de igual sexo preferirán crear huérfanos de padre o de madre, mediante pater-maternizaciones fraudulentas con el alquiler de vientres o inseminaciones anónimas, alterando así la verdadera filiación de tales niños a cambio de mantener la ficción de una imposible "familización" de la homosexualidad. Esto es lo que está sucediendo en todos los países que aprobaron el "matrimonio" homosexual, donde las pretensiones del homosexualismo político no se detienen allí sino que avanzan hacia establecer la "normalización" de la homosexualidad en las escuelas, para enseñar aún a niños de primaria novedosas funciones de algún órgano y declarar caduca la realidad biológica de la reproducción, el sexo responsable, la familia como cauce y los valores de la solidaridad intergeneracional que ésta establece. Los padres son acusados de "homofobia" y sustraídos de la educación de sus hijos si pretenden otro enfoque educativo al respecto.

Las ventajas jurídicas que gozan los cónyuges verdaeros (hombre y mujer), contracara de sus amplios deberes, se explican por la diversidad de sexos y no por ninguna homofobia o afán discriminatorio del legislador (la ganancialidad, derivada de las cargas de la mujer para el cuidado de los hijos y la dificultad de trabajar, las pensiones por viudedad, por igual motivo, el régimen de herencia para los hijos, no para el cónyuge, el que solo es considerado como un hijo más y solo respecto a los bienes propios del otro cónyuge, etc. etc.)

Las parejas convivientes del mismo sexo conforman una realidad claramente distinta que puede tener regulación en algunos aspectos, si hubiera afán imitativo del matrimonio, como la que rige en Francia a través de los Pactos Civiles de Solidaridad, pero que netamente excluyen la "familización" de la homosexualidad, porque ninguna tercera persona se genera de la unión de dos personas del mismo sexo.

Por lo tanto una regulación de parejas del mismo sexo no debería incluir la autorización directa o implícita para las pater-maternizaciones fradulentas que algunas parejas homosexuales realizan (tampoco las que puedan realizar heterosexuales obviamente) a través del alquiler de vientres (por gays) o de inseminaciones anónimas de gametos masculinos por lesbianas, conductas que implican lisa y llanamente -sin eufemismos que valgan- la creación de huérfanos (huérfanos de padre o huérfanos de madre) y la supresión de la identidad de los niños así generados.






Tampoco debería contemplar la posibilidad -al margen de las buenas intenciones- que parejas homosexuales adopten en conjunto porque la adopción es un Instituto para dar una filiación paliativa a niños huérfanos, dandoles el padre y la madre que no tuvieron o perdieron, siguiendo el pacífico principio jurídico "adoptio naturae imitatur" (la adopción sigue la naturaleza) considerando siempre como prioritario el interés del menor y es de público y notorio que no hay faltantes de aspirantes a padres adoptivos, por lo que ninguna necesidad aconseja tal tipo de adopciones, siquiera por vía excepcional.




Tras los alegatos y hasta las presiones ultravictimistas inconvincentes -porque la sociedad argentina es esencialmente abierta y tolerante con las manifestaciones homoeróticas- se suele invocar -con alguna efectividad superficial, debo reconocer- que "el "matrimonio" entre personas del mismo sexo no hace mal a nadie, que los matrimonios tradicionales seguirán existiendo, que a nadie se obliga a casarse con una persona del mismo sexo", etc. etc.




En realidad, el daño social es inmenso. El "matrimonio" entre personas de igual sexo se quiere introducir como una moneda falsa (se usa como estandarte de demolición de supuestos baluartes discriminatorios, pero cabe recordar que hasta hace no más de 20 años -cuando no existía el divorcio-repudio- los colectivos homosexuales a nivel nacional y mundial consideraban al matrimonio como una Institución "opresiva y patriarcal"), y que como toda moneda falsa desvaloriza la verdadera y, además, siguiendo la Ley de Gresham, es la que más circula, o sea el "matrimonio" entre personas del mismo sexo será el rasero para nivelar hacia abajo el concepto de matrimonio. De institución fundamental para dar cauce ordenado a la productividad biológica de los sexos opuestos pasará a ser considerada una mera sociedad de socorros mutuos entre adultos, con menos requisitos y contenido que los que tiene una SRL.

Esconde -tras consignas falsamente antidiscriminatorias- un no confesado programa maximalista de centros ideológicos de derribo del "heterosexismo" y la familia (del que participan heteros y homos indistintamente y no todos los homos) que incluye como paso principal lograr un "matrimonio" desvinculado totalmente de la filiación, la comunicación de la nueva vida y la solidaridad intergeneracional.




Quedo a su entera disposición para cualquier aclaración,ampliación o dato que estime yo pueda aportar como ciudadano común interesado en la correcta estructuración del matrimonio y la familia, que sea conveniente para arribar a la mejor solución legal en la cuestión de las parejas estables convivientes del mismo sexo.

Saludo a Ud. muy atte




Ernesto Ricardo Lamuedra




Abogado



4 comentarios:

  1. Sr. Ernesto, una consulta:
    Como ud. indico, su carta data de 2010. Bien, ahora que Francia va a legalizar el matrimonio igualitario y la adopcion homoparental/maternal, que tiene ud. para decir? o bien, en un futuro proximo, que ejemplos del Derecho comparado podra dar para defender las leyes segregacionistas?
    Aclaro que, si bien mi opinion es diferente a la suya, lo pregunto con respeto y sin animos de ofenderlo, sinceramente.
    Saludos cordiales.-

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    1. En mi carta menciono a la Corte Europea de Derechos humanos con sede en Estrasburo, Francia,pero que es independiente del gobierno Francés. Si ahora se aprueba el matrimonoide gay en ese país de la mano de Hollande será una simple coyuntura política, sobre la que no hay mucho que decir. Hace poco en Alemania el parlamento rechazó expresamente el matrimonoide gay y la noticia no salió en ningún lado, no sé si eso te sirve como ejemplo de supuestas "leyes segregacionistas". Hay una tendencia del periodismo mundial a crear la falsa sensación de que el mundo se encamina irresistiblemente hacia el matrimonoide gay cuando en realidad no es así. Por ejemplo, apenas se menciona que en la totalidad de los plebiscitos populares que se hicieron en los Estados de USA (más de 30) ganó el mantenimiento del matrimonio verdadero. Saludos.

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  2. Buenos días Docor Lamuedra.

    Recuerdo sus repetidos artículos, comentarios y publicaciones en contra de la ley de matrimonio civil igualitario. Mas aún, acabo también de leer su "llamado" a votar por un(a) candidato/a que pretenda derogar la Ley Nacional No. 26.618.

    Dejando de lado opiniones personales sobre el fondo del asunto, me preocupa -como anticipé más arriba- su alejamiento de las coordenadas temporo-espaciales y la no inclusión (deliverada o no) de sucesos actuales relevantes que hacen practicamente imposible la derogación de dicha Ley. A saber:

    Primero, Argentina legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo a mediados de 2010 - casi 6 años atrás. A día de hoy, hay ya varias miles de parejas casadas y con hijos/as inscriptos. También, por qué no decirlo, ha habido incluso divorcios y personas que han quedado viudas luego de haber perdido a sus cónyuges del mismo sexo. En otras palabras, hay hechos de jure y de facto totalmente cementados en nuestra realidad. Por tanto, romper ese "status quo" a esta altura sería no sólo ilógico sino altamente dañino y perjudicial para la sociedad. A mero modo de ejemplo no limitativo, ¿qué pasaría, material y psicológicamente, con los niños/as que ya están siendo criados por matrimonios de parejas del mismo sexo en caso de derogar esta ley?

    Por otra parte, de procederse con el intento de derogación, ¿cómo se justificaría la doble discriminación? Me explico: existiría ya no sólo discriminación entre parejas de gays y de parsonas heterosexuales, sino también entre personas gays o lesbianas ya casadas y gays o lesbiabas que quieran contraer matrimonio. No habría motivo para sostener tal discrminación. Lo mismo fue considerado por el Tribunal Constitucional de España cuando decidió en contra de una demanda de inconstitucionalidad contra la ley de matrimonio igualitario de ese país (sentencia que llegó 5 o 6 años luego de la aprobación y efectiva vigencia del mismo)y que valió la declaración de esa ley como totalmente consitucional.

    En segundo lugar, en conexión con lo anterior y como Ud. mismo menciona acá y en la página web que creó, ningún país o jurisdicción ha jamás derogado una ley de este tipo. Naturalmente, esto sucede en tanto estas leyes refieren al delicadísimo Derecho de Familia - disciplina del derecho en la cual, mucho más que otras, la "coherencia legislativa" debe ser siempre sostenida y defendida dada la gran cantidad de personas que podrían, eventualmente, verse afectadas. Así, cualquier persona o institución cuyo objetivo sea derogar leyes o normas de este calibre tendría que contar, mínimo, con muy fundadas y exhaustivas razones para proceder. No me refiero, desde ya, a meras opiniones, sino a actos que se hayan producido, EN CONSECUENCIA de este ley, que material y concretamente afecten, alteren o socaven el orden social. Dicho esto, ni siquiera suponiendo por un segundo que su argumento sobre el eventual perjuicio sufrido por niños y niñas sea real (que no lo es, pero el estudio de su argumento hace necesaria la hipótesis) permitiría derogar la ley de matrimonio igualitario: en todo caso, se podría intentar cancelar la adopción por parte de parejas de un mismo sexo, o el acceso de éstas a técnicas de reproducción medicamente asistida, más no el matrimonio en tanto institución a la cual acceden dos personas adultas, en pleno uso de sus capacidades mentales, y con mutuo acuerdo y consentimiento.


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  3. Tercero, y de nuevo referido a la coherencia legislativa y al derecho internacional; Ud. -como gran estudioso del tema- bien debe saber que a nuestro país lo siguieron, en la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, muchas otras jurisdicciones: en Sudamérica, nuestros hermanos Uruguay, Brasil, más recientemente Colombia; y también varios estados dentro de México (Cohauila, Jalisco, Chihuahua, Quintana Roo, Nayarit - todos con reconocimiento a nivel nacional e interestatal. Además, los jueces y Cortes de todos los estados y niveles estan obligados a garantizar el matrimonio a cualquier pareja, de y en cualquier estado que lo solicite). También se sumaron: Francia (cuya legislación sobre PACS Ud. citó), Dinamarca, Groenlandia, Finlandia, Luxemburgo, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Inglaterra, Gales, Esocia e Irlanda (por referendum). También, exactamente ayer mismo, se sumaron las Islas Faroe y la Isla de Man. De igual modo, mociones abogando por la pronta legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo fueron aprobadas en las islas de Guersney y Jersey. Antes de fin de año, quizás se sumen Australia y Suiza. La familia occidental ya cambió y, como bien dijo Ud., ninguna de estas leyes ha sido derogada luego de su aprobación.

    Lo irónico es que, cuando se aprueban leyes de matrimonio igualitario, para Ud. se trata sólo de "coyuntura", pero cuando un país lo rechaza se trata de "decisión política". Creo que ambas, sin excepción, son decisiones políticas influenciadas, sin dudas, por conyunturas - siempre. Lo mismo con los plebiscitos en cualquier país o jurisdicción. Quienes apoyamos estas medidas estamos muy contentos y, de hecho, ya no nos preguntamos si se legalizará o no en tal o cual país occidental, sino que el eje cambió y el interrogante ahora es: "Cuál será el próximo país?" o, mejor aún, "Tal país lo hará ahora o en unos años?" Además del crecimiento exponencial de países con matrimonio igualitario vale decir, una vez más, que ninguno lo ha derogado luego de su autorización.

    Saludos cordiales,

    Un compratriota suyo.

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